viernes, 17 de septiembre de 2010

Nuestra tradición

Ya hemos invocado a las ánimas conquistadoras, saludado a los rumbos y sahumado las cuatro esquinas del universo. La danza, meditación en movimiento, fortalece nuestra energía y tradición. Con un canto, una alabanza, abrimos nuestra espiral de luz para contactarnos con el sol, nuestro padre y centro del universo. La ofrenda de corazones es recibida por la venerable madre tierra y nos compaginamos al ritmo de su palpitar.Detendremos el tiempo un instante y contemplar los portentos que el dador de la vida nos ofrece, para caminar en compañia.
Dejemos al menos cantos, dejemos al menos flores.